La hamaca ¡A patear pared!
La hamaca como lecho cotidiano es una costumbre muy yucateca, y es que las cálidas temperaturas que imperan el mayor tiempo del año en la península han consolidado una mancuerna entre esta artesanía y los habitantes de esta región del país.
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Fotografía: Conjunto de hamacas.
Crédito: Arianna Bañuelos https://www.flickr.com/photos/arycancun/5093777898/
Todo parece indicar que los conquistadores encontraron por primera vez hamacas en las Antillas, y que su uso y elaboración, por las condiciones climáticas características del sureste, se difundieron rápidamente en todos los niveles de la población. Así, aunque la hamaca no sea originaria de estas tierras, su uso e introducción datan de hace más de cuatro siglos y es en Yucatán donde a través del tiempo ha llegado a su mayor elaboración y desarrollo.
El tejido de una hamaca constituye una labor cuya complejidad depende del diseño que se desee obtener, de los colores empleados, de la anchura de la hamaca, del estilo del tejido -entre ellos, el de abanico, tablero, plumilla, espuma de mar, crepé y arroz- y de los acabados, como orlas de encaje o borlas. Es importante tener en cuenta que se trata de un trabajo totalmente artesanal.
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Fotografía: Urdido de hamaca.
Crédito: César D. P. Águila https://www.flickr.com/photos/114536508@N08/16551576138/